Al igual que muchos de los artistas veteranos que se presentarán en el festival Besame Mucho, Angeles Del Infierno (que, curiosamente, figura en el escenario Beso, en lugar del Rockero) no ha lanzado un álbum inédito (o un álbum de cualquier clase) en muchos años.
De hecho, su placa más reciente, “Todos somos ángeles” (2003), se publicó una década después de la anterior, “A cara o cruz” (1993). Y según los entendidos, se encontraba lejos de alcanzar los esfuerzos más celebrados de la banda española de heavy metal, debido a su inclinación hacia el nu metal, el rap y otros estilos ajenos a la escuela tradicional que manejaba el mismo grupo a mediados de los ‘80.
Pero nada de esto le quita el carácter legendario a “los Angeles” (como se les conoce también) ni el hecho de ser una de las agrupaciones más idolatradas de una movida europea que incluye también a eminencias como Barón Rojo y Obús, bandas que se encuentran todavía de un modo u otro en actividad, aunque visiblemente mermadas.
Angeles Del Infierno se distingue también de los dos combos recién mencionados por su procedencia, ya que, a diferencia de ellas, no surgió en Madrid, sino en Euskadi, una región de fiero carácter independentista que, en términos guitarreros, ha sido marcada por el llamado “rock radical vasco”, aglutinador de artistas abiertamente contestatarios e inclinados hacia el punk rock, como es el caso de La Polla Records, Kortatu y Eskorbuto.
“Somos de la misma generación, de los mismos orígenes sociales y de los mismos lugares [que esos grupos], por lo que tocábamos todo el tiempo juntos”, nos dijo el guitarrista Robert Álvarez a través de una conexión telefónica con Miami, donde vive desde hace varios años. “Siempre que vamos para allá, nos tratan como si fuéramos de la familia. Madrid tenía un ambiente muy diferente, tanto en lo que respecta a las letras como al tipo de música”.
Angeles Del Infierno se diferencia también de las otras bandas españolas de heavy por su cercanía espiritual con México, país que los recibe siempre con algarabía y al que le han dedicado al menos dos piezas: un ‘cover’ de “El Rey” (surco emblemático del folklore del país vecino) que vino en el disco más reciente y un tema original llamado “Hijos de América”, que habla de las poblaciones indígenas de esas latitudes. No es gratuito por ello que, con la excepción de Álvarez y del vocalista original Juan Gallardo, los integrantes actuales de la formación sean todos aztecas.
“México fue el primer país de América donde aterrizamos, a partir de 1990, y es por eso que lo llevamos en el corazón”, señaló el vocalista, quien radica actualmente en España. “Ha sido un lugar muy importante en nuestra carrera, y tenemos allí muchísimos amigos”.
Para Álvarez, José Alfredo Jiménez (compositor de “El Rey”) fue “el ranchero más metalero que existió”. “Era un tipo tremendo y muy apasionado”, exclamó. “Y nosotros también lo somos, a nuestro modo”.
Claro que si hay algo que distingue a este grupo en el imaginario popular es una reputación que lo ha relacionado casi desde el inicio (es decir, cuando publicaron su álbum de debut “Pacto con el diablo”, en 1984) con el satanismo, aunque eso signifique desconocer las metáforas que ha empleado a lo largo de su carrera.
Por ejemplo, su composición más popular, “Maldito sea tu nombre”, ha sido juzgada muchas veces como una diatriba contra el dios cristiano, cuando su letra le da espacio a otras posibilidades; y “Es un pacto con el diablo” parece hablar más bien de la adicción a las drogas duras.
En ese sentido, Gallardo mencionó otro de sus temas emblemáticos, “El principio del fin”, una proclama antibélica que se mantiene vigente debido al ciclo infinito de guerras que vivimos en nuestro planeta.
“Pese a que estamos en 2023, el mundo no ha evolucionado, sino que ha retrocedido”, señaló. “Y tenemos también baladas, pero no le cantamos al amor típico de ‘cojo la toalla y me voy a la playa’, o cosas así. Es por eso que nuestras canciones siguen vigentes, porque a nuestros conciertos va muchísima gente joven”.
A diferencia de La Ley, y a semejanza de lo que sucede con Molotov, por mencionar a los dos otros grupos que figuran en esta nota, Gallardo no ve con ojos amables la irrupción del reggaeton.
“No me hace ni p… gracia”, enfatizó. “Viví durante seis años en Panamá y tuve que aguantarlo durante mucho tiempo. Ya sé que le gusta a mucha gente, pero a mí no, y no hay que ser políticamente correcto todo el tiempo. No me gusta lo que hacen, del mismo modo en que a ellos no les gusta lo que nosotros hacemos”.
Por su lado, “los Angeles” siguen empeñados en escuchar la música que escuchaban mientras crecían, es decir, rock de los ‘70 y los ‘80, así como las creaciones nuevas de los artistas de esa época que se mantienen de pie.
“El género no está muerto, ni mucho menos; aunque el Bésame Mucho tiene un cartel muy ecléctico, hay festivales estrictamente de metal que se siguen haciendo por todos lados”, precisó el guitarrista. “Y se hacen tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica y Europa, generando siempre grandes ventas”.
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Fuente: https://www.latimes.com/ 🔗 (por Sergio Burstein)