La banda española se presentó el pasado martes en el Coloso de Reforma con lo mejor de su repertorio y con Alex Lora como invitado de honor

Después de una ausencia considerable la banda Angeles Del Infierno regresó a México y lo hizo de la mejor forma posible, presentándose en el maravilloso escenario del Auditorio Nacional.

Actualmente la banda está conformada por Juan, líder, fundador y vocalista, Robert, otro de los miembros originales en la guitarra líder, así como los elementos que se fueron uniendo y hoy son parte fundamental como lo es Foley en la guitarra rítmica, Alex en el bajo, Eddie en los teclados y Gerard en la batería.

Poco antes de las 8:30 pm, las puertas del recinto de Reforma se abrieron para recibir a rockeros y rockeras de todas las edades, quienes en cuanto se empezaron a escuchar los primeros acordes se emocionaron; una vez que la banda entró al escenario el público los ovacionó, les brindó toda su calidez, saltando, bailando y cantando de manera desenfrenada los temas que ya se han vuelto clásicos como “Maldito sea tu nombre”, “El principio del fin”, “Todos somos ángeles”, entre muchos más.

La velada estuvo llena de grandes sorpresas, la primera de ellas fue cuando Alex Lora de El Tri, hizo un sensacional dueto junto a Juan Gallardo interpretando “Dando por detrás”, que fue bien recibido por el público.

Conforme la noche avanzaba se dio otro de los acontecimientos que tomaron por sorpresa al respetable, ya que todos estaban eufóricos y emocionados disfrutando de todas esas canciones que tienen que ver con lo blasfemo, la sátira, la ironía, lo satánico o políticamente incorrecto; basta recordar temas como “Pacto con el diablo”, “Diabolicca”, “666”, “Sangre” y “Sombras en la oscuridad”.

Cuando de pronto se hizo un silencio y poco a poco fueron entrando a escena unos mariachis quienes empezaron a tocar la clásica melodía “El Rey”, pero la cosa no se quedó ahí, superó a lo ya logrado en su disco del año 2003; debido a que se hizo una sensacional fusión entre los instrumentos como la guitarra, bajo, batería junto a las trompetas, violines, guitarrones y todo aquello que hace de las agrupaciones regionales mexicanas tan especial. Todo el público hizo vibrar hasta las lámparas al auditorio cantando a coro “Llorar y llorar” o “Pero sigo siendo el rey”. Se sintió como esas tertulias de cantina, con toda la singular alegría, así como la enjundia.

Ya hacia el final, cuando la banda se disponía a tocar el tema “Hijos de América”, unas bailarinas y unos danzantes prehispánicos hicieron su aparición, con toda su indumentaria los trajes típicos, los llamativos penachos, como si se tratara de un baile típico entre los caballeros aztecas; dándole mucho más sentido y sentimiento a los acordes, a las letras, volviendo a emocionar a todos los que se dieron cita en el coloso, se sintieron parte de todo lo que la melodía evoca, además de que los cascabeles que usaron los bailarines iban haciendo juego con la batería y demás percusiones.

Sin lugar a dudas fue una noche que vivirá por siempre en el recuerdo de los presentes.

Fuente: https://www.cronica.com.mx/ 🔗

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